Un bebé prematuro se le cae al piso al doctor y le dice a la madre: “Eres joven, tendrás más”
Está bien, eres joven, tendrás más, estás bien”, estas son las palabras que le dijo un doctor a Kristal Amezquita luego de que se le cayera el bebé recién nacido al suelo. Kristal estaba shockeada, no podía entender cómo el méddico le decía eso.
Amezquita tuvo un embarazo complicado. Tenía 21 semanas de embarazo cuando fue admitida en abril del 2017 en la sala de partos de un hospital, incapaz de soportar los fuertes dolores de estómago. Las enfermeras le echaron un vistazo, se alarmaron y llamaron al médico.
Entonces recibió las malas noticias. Kristal escribió en Love What Matters: “Me dijo que las membranas de la bolsa de agua sobresalían y que ya estaba goteando (técnicamente ya en trabajo de parto, el dolor que estaba experimentando eran contracciones), el agua que Ian necesitaba para sobrevivir estaba saliendo. Dijo que mi cérvix se había abierto y la placenta había entrado en contacto con el canal vaginal causando una infección. Estaba a punto de combatir una infección y tenía dos opciones en este momento”.
A lo que agregó: “Acelerar mi embarazo o dejar que mi cuerpo siga su curso. Tenía el corazón roto, el mundo destrozado. ¿Cómo pasé de estar tan emocionada por cumplir 21 semanas y ver crecer a mi bebé en mi vientre a saber que no saldría del hospital con él?”.
Los integrantes de su familia quedaron devastados por la noticia y Amezquita le dijo al médico que elegía la segunda opción. Escribió: “Todavía estaba experimentando contracciones y se estaban acercando con el tiempo, así que la enfermera me preguntó si quería una epidural. Después de la epidural, viene el catéter”.
Me pusieron el catéter y menos de media hora más tarde me sentía muy incómoda y me dolía mucho. Llamé a la enfermera porque le dije que quería que me quitaran el catéter, que podía sentirlo, pero me dijo que tenía la epidural, así que no debería sentir nada. Mientras ella y el ginecólogo me revisaban, rompí fuente. Ahí me volví loca. Sabía que esto estaba pasando de verdad, que estaba perdiendo a mi bebé”.
Rápidamente fue trasladada a otra cama y empezó el proceso de empujar al bebé hacia afuera. Amezquita compartió: “Después de dos empujones me preguntaron si quería sostenerlo, pero antes quería extraer la placenta”.
Luego siguió el momento chocante en el que el bebé se cayó. Amezquita agregó:
“Estaba tan conmocionada, el ginecólogo que lo trajo al mundo lo dejó caer al piso y me dijo: ‘Está bien, eres joven, tendrás más, estás bien’. ¿Cómo puedes decirme que estoy bien cuando acabo de perder a mi hijo? No podía creer lo que acababa de pasar. Como Ian era tan pequeño, se deslizó y no lo atraparon”. El bebé pesaba solo 10 onzas (283 gramos). Pronto se celebró un servicio conmemorativo en su honor.